Hoy, casi 500 días después de que la Organización Mundial de la Salud declarase la COVID-19 una pandemia internacional, el mundo ha cambiado completamente: si bien las vacunas nos han permitido a algunos empezar a ver la luz al final del túnel, muchas personas siguen luchando.
Casi todos nos hemos enfrentado a pérdidas y añoranza, a preguntas sin respuesta y a nuevas dificultades diarias en las tareas más mundanas. Sin embargo, también hemos roto las normas, abandonado viejas rutinas y reescrito las que pensábamos que eran las reglas invulnerables del trabajo. Hoy tenemos una oportunidad única en una generación de repensar y remodelar cómo y dónde trabajamos, aunque sea a causa de una pandemia espantosa. (Alerta spoiler: El acalorado debate entre trabajar en la oficina o a distancia es una elección falsa. Ni una ni otra opción). Está claro que no iremos a la oficina todos los días, pero tampoco acabaremos con el tiempo que pasamos juntos. El futuro del trabajo se centra más en las herramientas digitales que nos permiten conseguir un equilibro entre realizar nuestro trabajo y vivir la vida de la mejor forma posible.
El cambio es difícil. El cambio generacional lo es todavía más, como individuos y, en especial, como sociedad. Nos atrae el statu quo y nos reconforta lo que conocemos. Sin embargo, cuando nos sentimos forzados al cambio, a veces aparece una grieta y comienza a entrar la luz. En Slack, lo vemos como una oportunidad para mejorar nuestras vidas laborales. La forma en la que trabajamos ahora es accidental, pero no tiene por qué serlo. Tenemos la oportunidad de aprovechar este momento y reorganizarnos con imaginación e intención. Cuando pensamos en el futuro del trabajo, no debemos pensar en volver a cómo eran las cosas antes de la pandemia. Han cambiado demasiadas cosas. Además, no es tan sencillo como hacer que los empleados vuelvan a la oficina o ayudarlos a teletrabajar para siempre. Necesitamos reunirnos con nuestros empleados allá donde estén, ayudarles a que trabajen de la mejor forma posible con un estilo de vida que les funcione bien. En Slack, pensamos en ello como un enfoque digital a la hora de trabajar.
En primer lugar, lo que sabemos: Future Forum de Slack muestra que el 93 % de los trabajadores cualificados desean flexibilidad en el horario de trabajo, mientras que el 76 % quieren flexibilidad en el lugar de trabajo. En resumen, el teletrabajo ha llegado para quedarse. Otra investigación demuestra lo mismo. También sabemos que somos igual de efectivos, creativos y productivos trabajando desde casa. De hecho, algunas de las empresas más grandes del mundo en el sector de la banca y la tecnología, muchas de las cuales antes hicieron de las oficinas el pilar de su forma de trabajar, el año pasado obtuvieron beneficios récord con el personal a distancia.
Nos hemos reubicado, hemos sido testigos de cameos de Zoom inesperados y hemos llegado a conocer a nuestros colegas en un ámbito más humano. Incluso, hemos encontrado mejores formas de equilibrar la vida laboral y la personal. De eso trata la nueva forma digital de trabajar. Significa que no importa dónde estemos, tenemos las herramientas que nos permiten desempeñarnos de la forma más productiva y equilibrada. No se trata solo de “trabajar desde casa”. Se trata de poder “trabajar desde donde nos haga felices”.
Lo que he observado en los últimos 16 meses es que las personas quieren hacer un buen trabajo y se han dado cuenta de que hay una nueva forma de hacerlo. No será perfecta o bonita, y todavía no conocemos la fórmula exacta, pero el trabajo y nuestras vidas pueden cambiar a mejor para siempre si nuestro objetivo sigue siendo una visión basada en la flexibilidad, la inclusión y la conexión.
Flexibilidad
Nuestras sedes digitales deben ser al menos tan importantes como nuestras sedes físicas, o incluso más. Es lo que los empleados esperarán. La oficina se convierte en otro elemento de nuestra caja de herramientas de productividad. Sin embargo, “digital” no significa “nunca en persona”. Significa capacitar a las personas para trabajar dónde y cuándo sea mejor para ellas. Las horas que pasas frente a la pantalla o el número de personas que hay en la oficina ya no son los parámetros que importan. Debemos medir el rendimiento no por la rigidez o la actividad, sino por el impacto y los resultados.
Todos tenemos obligaciones, ya sean hijos, padres, amigos o aficiones. Tenemos vidas. Y todos disfrutamos el equilibrio derivado del trabajo y de generar resultados excelentes. Debemos capacitar, no microgestionar a distancia, y priorizar nuevas herramientas que nos ayuden a conectarnos y seguir comprometidos donde sea que estemos y en el horario que funcione mejor, lo que mejorará la productividad y la moral.
Inclusión
Gracias al trabajo distribuido geográficamente, podemos ampliar las oportunidades de la economía del conocimiento a áreas y personas que han estado históricamente excluidas. Como resultado de la transición al trabajo a distancia y distribuido geográficamente, Slack ha contratado un 50 % más de minorías con escasa representación que trabajan a distancia que a personas que trabajan en oficinas. Al contratar fuera de la “sede” tradicional, aprovechamos grupos de talentos más profundos y diversos. Sin embargo, esto no es suficiente. Para fortalecer la inclusión en un mundo geográficamente distribuido, debemos tender a tener unas expectativas más claras y mejores hábitos de equipo. Necesitamos nivelar el campo de juego con un intercambio de conocimientos transparente y eliminar las barreras para darle una oportunidad a todo el mundo.
Conexión
Slack es el tejido conectivo que nos une. Es nuestra sede digital. La velocidad y la agilidad que conlleva la comunicación transparente en los canales impulsan la alineación y la colaboración, y crea conexión, sin importar las zonas horarias. No obstante, Slack también es una mera herramienta y, al igual que todo el software excelente, depende de cada organización transmitir los valores, establecer las medidas de protección y trazar las líneas de puntos para maximizar las conexiones y minimizar las distracciones.
Directrices
En Slack, hemos trabajado duro para diseñar y perfeccionar la mejor herramienta de comunicación empresarial de la historia teniendo en cuenta el futuro del trabajo. Creemos que estas directrices pospandémicas, que ahora son las directrices de Slack, pueden ayudar a las empresas a diseñar ese futuro.
- El equipo ejecutivo será digital. No habrá pisos reservados para los directivos en ninguna de nuestras oficinas, y los directivos dedicarán su tiempo en la oficina a eventos de equipo y a interactuar con los clientes. Nuestra directriz para los líderes es que pasen menos de tres días a la semana en la oficina.
- Reunir a los equipos en persona deber tener un propósito, como fomentar el trabajo en equipo, poner en marcha proyectos y otros eventos que se planifican con anticipación, al mismo tiempo que se combina la flexibilidad con la previsibilidad.
- “Si uno llama, todos llaman”. La mayoría de las reuniones deben ser distribuidas geográficamente, digitales y de acceso telefónico. En primer lugar, piensa en el audio y considera deliberadamente utilizar el video .
- El espacio compartido es para el trabajo en equipo. Aunque siempre apoyamos las necesidades de quienes requieren su espacio individual, la oficina se centra en el equipo y los clientes. Tenemos que experimentar y volver a diseñar nuestro espacio compartido para que sea un espacio de trabajo más flexible, basado en la actividad y que apoye a los equipos.
- Adopta herramientas asincrónicas. Utiliza los canales para ver actualizaciones de estado y trabajo asincrónico, usa “encender audio siempre” para las conversaciones de equipo y las llamadas improvisadas en Slack, y tu teléfono para las llamadas personales.
- Todos los empleados tienen un equipo “en casa” con horas principales ligadas a la zona horaria de ese equipo, y deberían tener acuerdos de equipo que combinen el tiempo con las zonas libres de reuniones. Por ejemplo, horas de colaboración (de 10:00 a 14:00), horas de producción (de 9:00 a 11:00, de martes a jueves) u horas sin reuniones.
Adoptar este primer cambio digital no sucederá de la noche a la mañana. Sin embargo, se trata de progresar, no de perfeccionar. Se trata de experimentar y evolucionar. No habrá un modelo único para todos los enfoques, ya que los distintos empleados tendrán diferentes necesidades. Pero, con las nuevas herramientas, podemos hacer que las personas se conecten con sus compañeros e interactúen con su trabajo en distintas ubicaciones y zonas horarias. Mediante principios flexibles, el trabajo será más fácil, mejor, más productivo y, posiblemente, incluso un poco más agradable. Todos debemos poder “trabajar desde la felicidad”.