Hoy, casi 500 días después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la COVID-19 como una pandemia internacional, el mundo ha cambiado completamente: aunque las vacunas han permitido a alguno de nosotros ver la luz al final del túnel, muchas son las personas que siguen luchando.
Prácticamente todos hemos tenido que enfrentarnos a la pérdida y a la nostalgia, nos hemos hecho preguntas sin respuesta y hemos debido superar dificultades en las tareas más mundanas. Pero también hemos transgredido las normas, abandonado viejos hábitos y dado la vuelta a la tortilla a algunas reglas laborales que pensábamos que serían para toda la vida. En la actualidad, aunque sea a causa de una terrible pandemia, tenemos una oportunidad única en nuestra generación para reflexionar y modificar cómo y dónde trabajamos. ¡Cuidado: spoiler! Ese gran debate sobre si es mejor trabajar en la oficina o desde casa no sirve para nada... La solución que buscas no es ni lo uno, ni lo otro. Cierto, no volveremos a ir todos los días a trabajar a la oficina, pero tampoco vamos a dejar de pasar tiempo juntos. El futuro del trabajo tiene más que ver con las herramientas digitales que nos permitan encontrar el equilibrio entre trabajar de la mejor forma posible y vivir una vida cómoda.
¡Los cambios son duros! Y un cambio generacional lo es más todavía, como personas y especialmente como sociedad. Nos vemos atraídos por el orden establecido y nos sentimos cómodos dentro de los límites de lo conocido. Pero cuando el cambio se cierne sobre nosotros inevitablemente, suele dejar a la vista pequeñas grietas en la estructura que antes éramos incapaces de ver. Y de esta forma, logra entrar la luz. Así es como lo vemos en Slack: una oportunidad para mejorar nuestras vidas laborables. La forma en la que trabajamos ahora es fruto de una pandemia, es una especie de “accidente”, pero no hace falta que sea así siempre. Tenemos la oportunidad de aprovechar este momento y reconfigurar todo lo que conocíamos hasta ahora con inteligencia e intención. Cuando pensamos en el futuro del trabajo, no debemos retroceder a los procesos que seguíamos antes de la pandemia. Han cambiado demasiadas cosas. Al mismo tiempo, no es tan sencillo como enviar de nuevo a los empleados a la oficina ni ayudarles a trabajar desde casa para siempre. Tenemos que saber cuáles son las necesidades de nuestros empleados, ayudarles a ser lo más productivos posibles a través de un estilo de vida que les haga sentir cómodos. En Slack, nuestro enfoque hacia el trabajo se basa en priorizar la digitalización.
Primero, analicemos lo que sabemos: el evento Future Forum de Slack muestra que un 93 % de los trabajadores de conocimiento quieren flexibilidad en cuanto al horario de trabajo, mientras que un 76 % quieren flexibilidad en cuanto a la ubicación del trabajo. En pocas palabras, el trabajo distribuido ha llegado para quedarse. Otras investigaciones muestran los mismos resultados. También sabemos que somos igual de eficaces, creativos y productivos cuando trabajamos desde casa. De hecho, algunas de las empresas más grandes del mundo de los sectores bancario y tecnológico (que antes hacían gala de sus oficinas como el estandarte de su trabajo) han batido el récord de producción con todos sus empleados trabajando a distancia durante el año pasado.
Hemos cambiado de ciudad, dado la bienvenida a herramientas como Zoom y a los cameos inesperados que lleva consigo, y hemos conseguido conocer más el lado humano de nuestros compañeros. También hemos descubierto formas más adecuadas de encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. En eso consiste trabajar cuando se prioriza la digitalización. Significa que estemos donde estemos, tenemos herramientas que nos ponen la vida más fácil, permitiéndonos ser más productivos y tener un equilibrio mayor entre lo laboral y lo personal. Esto no se trata solamente de “trabajar desde casa”, sino de “trabajar desde la felicidad, desde la satisfacción”.
Durante los últimos 16 meses, he visto que las personas quieren trabajar bien y se han dado cuenta de que existe una nueva manera de hacerlo. No va a ser del todo perfecta, pues no olvidemos que seguimos trabajando en los ingredientes que crean esta receta, pero la vida laboral y la personal pueden mejorar para siempre si seguimos centrándonos en la flexibilidad, la inclusividad y la conexión.
Flexibilidad
Nuestra sede digital debe ser al menos tan importante como lo es nuestra sede física (o incluso más). Es lo que esperan nuestros empleados. La oficina se convierte en otra herramienta de la que disponer. Sin embargo, priorizar la digitalización no significa no volver a trabajar nunca en persona. Se trata de dotar a las personas de las herramientas necesarias para trabajar en el lugar y en el momento que mejor les convenga. El número de horas que pasas mirando la pantalla o de personas en la oficina ya no son métricas importantes; no deberíamos medir el rendimiento por rigidez ni por actividad, sino por su impacto y resultados.
Todos tenemos nuestra obligaciones, ya sean niños o padres, amigos o aficiones. Tenemos una vida. Y también disfrutamos del equilibrio derivado del trabajo y de conseguir grandes resultados. Necesitamos capacitar a los empleados, no gestionar al detalle desde la distancia; debemos dar prioridad a herramientas que nos ayudan a conectarnos y colaborar desde cualquier lugar, en el horario que más nos convenga y que vaya a mejorar nuestra productividad y estado de ánimo.
Inclusividad
Gracias al trabajo distribuido, podemos ampliar las oportunidades en la economía del conocimiento para áreas y personas que han sido excluidas tradicionalmente. Como resultado de la transición del trabajo a distancia y distribuido, Slack ha contratado un 50 % más de minorías sin representación para puestos a distancia que para puestos presenciales. Al tener la oportunidad de contratar a gente fuera de la “sede” tradicional, abrimos la puerta a una fuerza de trabajo más diversa. Pero eso no es suficiente. Para reforzar la inclusión en un mundo distribuido, debemos marcarnos el objetivo de tener unas expectativas más claras y mejores hábitos de equipo. Debemos ser transparentes a la hora de compartir el conocimiento, eliminando de esta forma las barreras de acceso a la oportunidades para todo el mundo.
Conexión
Slack es el enlace que nos permite colaborar. Es nuestra sede digital. La velocidad y agilidad que se derivan de una comunicación transparente en los canales potencian la coordinación y crean una conexión, independientemente de la zona horaria. Pero Slack no es otra cosa que una herramienta, una vía de acceso que se abre ante nosotros. Y tal como ocurre con todos los grandes programas, cada organización tendrá la responsabilidad de plantear su uso como es debido: pavimentar la carretera, colocar los quitamiedos y pintar las líneas de circulación adecuadas para sacar el máximo partido a las conexiones y reducir al mínimo las distracciones.
Directrices
En Slack, nos hemos dejado la piel trabajando para diseñar y perfeccionar la mejor herramienta de comunicación de la historia, con la vista siempre puesta en el futuro del trabajo. Creemos que estas directrices posteriores a la pandemia, que se han convertido ahora en las directrices de Slack, pueden ayudar a las empresas a dar forma a ese futuro:
- El equipo ejecutivo priorizará la digitalización. No habrá plantas dedicadas a los ejecutivos en ninguna de nuestras oficinas y los ejecutivos dedicarán su tiempo de oficina a eventos de equipo e interacciones con los clientes. La pauta que seguirán nuestros líderes es pasar menos de tres días a la semana en la oficina.
- Reunir a los equipos en persona siempre tendrá una finalidad, como reforzar las conexiones entre sus miembros, detallar los aspectos de proyectos u otros eventos planificados con tiempo, buscando el equilibrio entre la flexibilidad y la regularidad.
- “Si una persona quiere reunirse, todo el mundo está incluido.” La mayoría de las reuniones deberían ser distribuidas, digitalizadas e incluir a todo el mundo. Prioriza usar únicamente el audio y elige cuándo es adecuado usar vídeo.
- El espacio compartido es para trabajar en equipo. Aunque siempre apoyaremos las necesidades de aquellos que necesitan un espacio individual, la oficina es un lugar centrado en el equipo y en el cliente. Tendremos que experimentar y rediseñar nuestro espacio compartido para que sea más flexible, un lugar de trabajo basado en la actividad que apoye a los equipos.
- Incorporar herramientas asíncronas. Utiliza los canales para actualizaciones de estado y trabajo asíncrono, “audio siempre activo” para los chats de equipo y las llamadas espontáneas en Slack y tu teléfono para las interacciones individuales.
- Todos los empleados tienen un equipo “local” con horas de trabajo principales asociadas a la zona horaria de ese equipo y deberían tener acuerdos entre ellos que fusionen ese tiempo conjunto con momentos sin reuniones. Por ejemplo, horas de colaboración (10:00-14:00 h), horas de producción (9:00-11:00 h) o incluso horas sin reuniones.
Priorizar la digitalización no es algo que se consiga de la noche a la mañana. Se trata de ir progresando, más que de conseguir una perfección absoluta; experimentar y evolucionar. No hay una solución única para todos, cada empleado necesitará cosas diferentes. Pero con la ayuda de nuevas herramientas, podemos mantener a las personas conectadas con sus compañeros y comprometidas con el trabajo independientemente de su ubicación y zona horaria. Unos principios flexibles harán que el trabajo sea más fácil, productivo e incluso un poco más placentero. Deberíamos poder “trabajar desde la felicidad”.