Las competencias transversales no son habilidades blandas, van mucho más allá y determinan la diferencia entre cumplir tareas simplemente y aportar valor real.
Los equipos que han desarrollado competencias transversales presentan mayor adaptación al cambio, se entienden mejor y resuelven problemas más eficientemente.
No se trata de competencias basadas en la teoría, sino de prácticas en el día a día que se desarrollan a través de la colaboración y la comunicación. Si algo caracteriza al sector profesional actual es su constante fluctuación. Los empleados se someten a cambios constantes en las tecnologías, herramientas, estrategias, objetivos e, incluso, modelos de trabajo. En este escenario, las competencias transversales son de vital importancia en cualquier entorno y destacan precisamente por ser aplicables a todo tipo de espacios profesionales.
Qué son las competencias transversales
El clásico prejuicio en torno a las competencias transversales, que las sitúa como habilidades blandas sin relevancia, está completamente desfasado. Características como la capacidad de colaboración, la comunicación y la adaptabilidad, entre otras, se consideran virtudes que marcan la diferencia entre ser un profesional solvente que cumple con sus tareas o una pieza clave que resuelve problemas.
Además, este tipo de habilidades van con el profesional a cualquier puesto que ocupe, ya que resultan imprescindibles en todo tipo de equipos y de empresas. Esto explica la denominación de competencias transversales, ya que tampoco dependen de jerarquías, conocimientos técnicos o experiencia, aunque sí pueden adquirirse, trabajarse y perfeccionarse.
Un ejemplo en el que apreciamos perfectamente la importancia de este tipo de habilidades lo vemos en la comparación entre dos programadores informáticos. Si ambos tienen el mismo nivel de conocimientos y experiencia, además de trabajar bien, pero uno se dedica únicamente a sus tareas y el otro colabora, comunica problemas a tiempo y se adapta a posibles cambios en los procesos, hay una diferencia clave entre ellos.
Las competencias transversales que realmente importan en el trabajo
Podríamos enumerar infinidad de habilidades que habitualmente se mencionan como parte de las características de un buen profesional, pero son cuatro las competencias transversales que sobresalen por encima del resto si prestamos atención a su aplicación en el día a día de un equipo de trabajo.
Al fin y al cabo, se trata de sumar, resolver problemas y llevar los proyectos un paso más allá, algo que se consigue con más éxito a partir de las siguientes capacidades:
Comunicación efectiva
No se trata de hablar bien, sino de tener la capacidad de transmitir la información precisa, de forma adecuada y en el momento correcto, además de escuchar activamente a los interlocutores. Esta competencia transversal va unida a la comprensión, la empatía y la confianza en el equipo.
Por ejemplo, no funciona igual de bien un equipo en el que todos los miembros se comunican para avanzar simultáneamente que uno donde se trabaja de forma aislada, desarrollando listados de tareas independientes. La comunicación en canales de proyecto asegura que el mensaje preciso llegue a la persona adecuada en el momento justo, creando una fuente de verdad única.
Colaboración
La colaboración es una competencia que da sentido a la transversalidad de la que hablamos, ya que se trata de la capacidad de trabajar en conjunto desde distintos equipos o departamentos. Colaborar a nivel interno puede resultar sencillo, pero una organización en la que todas sus áreas colaboran entre sí en busca de objetivos comunes tiene más probabilidades de éxito.
Sin ir más lejos, un equipo de marketing funciona mejor si colabora con el departamento de ventas y viceversa, ya que ambas partes manejan más y mejor información, además de tener más conocimientos y distintos puntos de vista cuando se trata de aportar una idea o resolver un problema.
Adaptabilidad
Probablemente, por el momento en el que nos encontramos, la adaptabilidad es una de las competencias transversales de más peso en un equipo. Siempre ha sido necesaria la capacidad de adaptación a cambios de objetivos, prioridades, herramientas o filosofías de trabajo. Sin embargo, en la actualidad la tecnología avanza a un ritmo que hace que los nuevos escenarios se acumulen y se sucedan.
Para ilustrarlo con claridad podemos recurrir a los equipos híbridos, en tendencia absoluta en los últimos años, y poner el foco en cómo algunos empresarios y empleados han sabido adaptarse y ver una oportunidad en esta nueva fórmula, mientras que otros han visto cómo se resentía su desempeño.
Pensamiento crítico
Por último, todos reconocemos dos tipos de profesionales habituales en las organizaciones: aquel que se limita a cumplir órdenes y ejecutar tareas y el empleado proactivo que cuestiona procesos desde la positividad, siempre con una propuesta de mejora que permita avanzar al equipo y a la empresa en aspectos como la eficiencia o la operatividad. En esto consiste la aplicación del pensamiento crítico en entornos de trabajo.
En este caso el ejemplo es evidente: aparece un cuello de botella en el desarrollo de determinados procesos habituales en el equipo y hay dos maneras de afrontarlo: desde la queja o desde el pensamiento crítico y la búsqueda de soluciones. ¿Qué postura es más positiva para el departamento, la organización y el propio profesional por su valoración en la empresa?
Aunque estas competencias transversales dependen fundamentalmente del profesional, el entorno laboral también tiene una gran importancia en su desarrollo. La implementación de plataformas comunicativas, como es el caso de Slack, propicia que se abran paso habilidades como la comunicación, la colaboración, la adaptabilidad y el pensamiento crítico y que, además, se contagien estas actitudes entre los equipos.
Cómo se desarrollan las competencias transversales
La ventaja —o desventaja, según el punto de vista— de las competencias transversales es que no se obtienen mediante una formación, sino en el día a día. La colaboración con otros profesionales, el intercambio de feedback, la apertura mental y la escucha activa son, además de habilidades útiles de por sí, buenos impulsores para el desarrollo de otras capacidades.
Estos hábitos pueden ser de gran ayuda en el entrenamiento de competencias transversales:
- Interactuar con otras áreas: facilita el intercambio de conocimientos y perspectivas e impide el estancamiento en la burbuja interna.
- Intercambiar feedback constructivo: mostrar respeto al expresarlo y comprensión y aceptación al recibirlo mejora mucho las competencias de comunicación.
- Afrontar proyectos fuera de tu zona de confort: ayuda a desarrollar la adaptabilidad y la capacidad de aprendizaje a partir de la escucha activa.
- Compartir conocimiento abiertamente: útil para obtener habilidades de comunicación y reforzar la cultura de trabajo en equipo.
Si aplicamos estos hábitos en la práctica, podemos imaginar a un diseñador que participa en reuniones de producto, de modo que interactúa con otros departamentos aprendiendo de ellos y, al mismo tiempo, debe explicar cuestiones de diseño a profesionales ajenos a este ámbito. De este modo trabaja la comunicación, la adaptabilidad, el feedback y la escucha activa, además de intercambiar conocimiento.
Por qué los equipos con competencias transversales fuertes funcionan mejor
Es evidente que las mencionadas competencias transversales y cualquier otra que podamos agregar a este listado tienen una influencia positiva en los equipos. Esto se percibe en el día a día de una organización en aspectos tan esenciales como la eficiencia, el buen ambiente en el entorno laboral o la resolución de problemas, tal como vemos a continuación:
- Reducción de conflictos y malentendidos como consecuencia de una comunicación clara entre los miembros del equipo.
- Mayor rapidez en el desarrollo de proyectos gracias a la colaboración efectiva entre las distintas áreas de la empresa.
- Mejor respuesta al cambio y resolución de problemas por una mayor adaptabilidad ante todo tipo de imprevistos.
- Disminución del trabajo duplicado, ya que los equipos comparten e intercambian información y conocimiento.
La aplicación práctica de las competencias transversales se puede ver a la perfección en un equipo en el que todos los miembros las han desarrollado: un problema crítico se resuelve más rápido porque los profesionales se comunican bien entre ellos, colaboran sin egos y se adaptan a la situación, mientras los empleados que no atesoran estas habilidades se atascan en reuniones y espirales sin rumbo buscando soluciones desde el aislamiento y el ego.
Las competencias transversales se entrenan cada día
Como habrás podido deducir, las competencias transversales no son fruto de formaciones o discursos formales, sino de su entrenamiento en el día a día. Se trata de habilidades que se pueden obtener cuando hay intención de aplicarlas entre todos los miembros de un equipo.
El secreto para entrenarlas es crear un entorno de trabajo que fomente la transparencia, el feedback continuo y la colaboración con compañeros de otras áreas. Es ahí donde herramientas como Slack brillan, transformando el flujo de trabajo en una oportunidad constante de crecimiento.
Te animamos a crear un canal específico llamado #feedback-y-crecimiento. Así, tu equipo tendrá un espacio seguro para practicar el feedback constructivo, un paso fundamental para dominar la adaptabilidad y la comunicación.




