Aunque hace tiempo que las tecnologías invadieron por completo el sector empresarial, la fluctuación constante en el ámbito digital ha provocado un efecto dominó con cambios de todo tipo en las organizaciones. Empezando por el liderazgo, que se afronta de forma muy diferente y no todos los jefes están preparados para asumir estos nuevos modelos que han propiciado una alteración en los organigramas de las corporaciones.
Y es que venimos de planteamientos en los que las jerarquías estaban muy claras, donde la verticalidad se daba por hecho y las posiciones eran fijas y duraderas. A día de hoy, los organigramas adoptan constantemente nuevas formas con el fin de adaptarse a los nuevos tiempos: más horizontalidad, comunicación más fluida y mucha más volatilidad en los cargos.
¿Por qué han evolucionado los organigramas empresariales?
En este artículo ya explicamos en qué consisten los organigramas, qué tipologías existen y cómo implementarlos en las empresas. Hablamos de un documento que nos ayuda a conocer, tanto a nivel interno como a nivel externo, qué personas forman una organización y sus equipos, quiénes son los líderes generales y en cada una de estas áreas y cómo son sus relaciones, pero que se transforma -o debería hacerlo- al mismo ritmo que cambian las relaciones corporativas.
Y es que, como decimos, la evolución de las empresas hacia una relación mucho más cercana entre líderes y equipos, protagonizada por una comunicación más abierta, transparente y bidireccional, frente a los modelos de liderazgo tradicionales, ha supuesto una completa transformación de tendencia en el desarrollo de los organigramas que plasman las jerarquías internas.
Organigramas empresariales más utilizados a día de hoy
Dentro de los tipos de organigramas, que se pueden clasificar en multitud de modelos en función de cómo cambian las relaciones, podemos identificar algunos que predominan en la actualidad por encima del resto, ya que plasman sobre el documento las relaciones más habituales en el presente de la mayoría de organizaciones. De hecho, podríamos hablar de los organigramas verticales, mixtos, estructurales, matriciales y jerárquicos como estructuras prácticamente obsoletas que las empresas deben aspirar a cambiar. Hablemos de los que sí mantienen su validez:
Organigramas horizontales
Los horizontales son, probablemente, el ejemplo más claro de lo que son -o deberían ser- los organigramas empresariales en la actualidad. Reflejan a la perfección una mentalidad corporativa moderna, donde las estructuras comunicativas se presentan de igual a igual, independientemente del rol de cada miembro, y cualquier miembro del equipo tiene voz y peso en la organización.
Organigramas para pequeñas empresas
En estos casos la modernización resulta mucho más compleja, porque independientemente de la evolución del negocio, si los equipos son pequeños la jerarquización es muy evidente, más allá de que la comunicación pueda ser abierta, transparente y horizontal.
Organigramas de socios
Nuevamente nos referimos a organigramas que poco tienen que ver con la tradición o la transformación. Cuando una corporación está compuesta únicamente por sus propios socios, la jerarquía siempre será horizontal -cada miembro se encarga de su propia área- y, por tanto, se plasma en el documento de forma lineal y sin liderazgos.
Organigramas planos
Los organigramas planos son similares a los anteriores: no existen jerarquías muy evidentes porque se trata de representar la relación entre profesionales independientes que no obedecen a un rol de liderazgo, sino que funcionan autónomamente compartiendo objetivos y proyectos comunes. Como no puede ser de otra forma, la comunicación en este caso es totalmente horizontal.
Organigramas de división
Esta tipología es de las más utilizadas actualmente porque representa muy bien el funcionamiento de muchas grandes corporaciones: los distintos departamentos están muy diferenciados y trabajan como entes independientes. Son organigramas que reflejan un sistema de comunicación perfectamente desarrollado entre equipos -y en el interior de los mismos- , ya que es la única forma de impulsar este tipo de empresas tan segmentadas.
Organigramas circulares
Quizás sea la opción más tradicional de todas las que estamos mencionando en este caso. No queda tan obsoleto como los que hemos dejado atrás, pero es cierto que la jerarquía sigue estando presente, aunque se plasma en los organigramas de forma circular y dividida por áreas desde dentro hacia afuera -de más a menos responsabilidad-, y no está tan marcada.
Cómo mejorar los organigramas de una organización
Como ves, todo apunta a la horizontalidad de los organigramas como una evolución más en el ámbito de la empresa. Cambiar esta estructura y su plasmación documental es posible, si bien hay que seguir una serie de pasos indispensables para que el proceso sea natural y efectivo, porque implica ciertas modificaciones en los roles y la comunicación en los equipos:
Analiza el organigrama actual
Antes de transformar un organigrama es importante analizar su diseño actual, para ver en primer lugar si refleja realmente las relaciones internas en la empresa y su jerarquía, qué queremos modificar en ellas y cómo podemos hacerlo. A partir de aquí, es importante determinar unos objetivos y trabajar por alcanzarlos del modo menos traumático posible.
Reestructura la jerarquía
Una vez tengas claro cómo quieres que se desarrollen la comunicación y el liderazgo en tus equipos, es importante llevar a cabo un rediseño del organigrama y adaptarlo a las nuevas pretensiones a estos efectos. En este sentido, la aspiración más común es evolucionar hacia la horizontalidad y la bidireccionalidad conversacional, y así debe quedar reflejado.
Clarifica los roles
Aunque es perfectamente posible modificar los organigramas manteniendo los mismos roles, también es probable que haya que redefinir la forma de entender las posiciones de liderazgo. Llegados a este punto, resulta fundamental que cada miembro del equipo y cada gestor entiendan cómo desarrollar sus nuevos papeles en la empresa.
Cambia la comunicación interna de la empresa
Una de las transformaciones fundamentales en las que deben basarse los nuevos modelos de organigramas reside precisamente en la comunicación: de nada serviría modificar el documento y mantener los patrones tradicionales de jerarquía y liderazgo con respecto a la comunicación interna. Es imprescindible que sea abierta y transparente para todos los miembros del equipo.
Da más valor a los equipos de trabajo
Y es que los equipos de trabajo deben convertirse en el alma de los organigramas y posicionarse por encima de la jerarquización. Es evidente que los gestores y los líderes deben permanecer en los equipos, pero formando parte de ellos y participando con sus subordinados de forma más cercana y estableciendo conversaciones bidireccionales.
Retén el talento
La retención del talento debe ser uno de los objetivos de esta transformación, de modo que los empleados puedan aspirar a crecer en el interior de la empresa y que se sientan relevantes independientemente de su posición y su rol en el equipo. En un mercado laboral en el que la rotación de profesionales es tan constante, mantener al mejor personal es clave en la competitividad de las organizaciones.
Por qué la comunicación es fundamental en los organigramas
Si bien es cierto que los organigramas no son más que documentos diseñados para reflejar de un modo esquemático la jerarquía de una organización, en realidad muestran un trasfondo mucho más profundo del funcionamiento empresarial. ¿Cómo se relacionan internamente los miembros de la corporación? ¿Cuáles son los modelos de comunicación que se han establecido en el negocio?
Porque, al fin y al cabo, la comunicación es la base del funcionamiento de los equipos, tanto en el interior de los mismos como en la conexión con otras áreas, y esto no sólo debe quedar reflejado en los organigramas, sino que ha de ser una realidad. Slack es una herramienta diseñada precisamente para esto: facilita las conversaciones abiertas y la gestión de proyectos en un solo lugar.